Este cuento infantil es una adaptación del cuento original “Caperucita Roja” de los Hermanos Grimm.
Érase una vez una niña muy bonita que vivía muy, pero muy feliz en compañía de su mamá, como siempre se portaba muy bien su abuelita le regaló una caperucita colorada que ella misma había confeccionado, a la niña le gustó tanto la capita que se la ponía todo el tiempo, por lo que en el pueblo comenzaron a llamarla caperucita roja.
Un día su mamá le pidió que fuera a ver a su abuelita, que se había enfermado y le llevara en una canasta unos pastelillos, leche, pan y miel, advirtiéndole que se fuera por el camino que ya conocía, que no jugara en el bosque y que NO hablara con extraños.
Caperucita se dirigía muy contenta a casa de su abuelita cuando a la mitad del camino se encontró con un lobo muy pero muy grande, que le preguntó –Hola niña ¿a dónde vas tan contenta? Y caperucita desobedeciendo a su mamá se detuvo a hablar con el lobo y le contestó que iba a casa de su abuelita a llevarle pasteles, pan y miel porque se había enfermado. Entonces el lobo que estaba muy hambriento pensó – “Si me adelanto a casa de la abuelita puedo comérmela y también a esta pequeña niña que se ve deliciosa” así que le sugirió a caperucita que buscara en el bosque las flores más bellas, las cortara e hiciera un ramo para su abuelita, a caperucita le pareció genial la idea y en lo que la pequeña se detuvo a cortar las flores para su abuelita, el lobo se fue corriendo lo más rápido que pudo, entró a casa de la abuelita y se la comió de un bocado; después se disfrazó con la ropa que encontró y se acostó en la cama a esperar a Caperucita.
Después de un largo rato Caperucita llegó a casa de su abuelita y al entrar la encontró en su cama, pero con un aspecto muy diferente al que ella conocía así que le preguntó –Abuelita ¿Qué ojos tan grandes tienes? Y el lobo le respondió, tratando de fingir la voz para parecer la abuelita –Son para verte mejor, después le preguntó –Abuelita ¿Qué orejas tan grandes tienes? Y el lobo respondió –Son para oírte mejor y por último le preguntó –Abuelita que ¿dientes tan grandes tienes? Y el lobo saliendo de la cama le dijo – ¡Son para comerte mejooor! Y de un bocado también se comió a caperucita.
El lobo de tanto que había comido le dio sueño, por lo que decidió tomar una siesta en la cama de la abuelita antes de volver al bosque, así que se tapó y se quedó tan dormido que empezó a roncar muy, pero muy fuerte, tanto que un cazador que iba pasando por ahí escuchó los ronquidos y pensó –“Es muy raro que una pequeña viejecita ronque tan fuerte”; así que derribó la puerta y al ver al lobo acostado en vez de la abuelita, inmediatamente sacó su escopeta para matarlo, pero pensó que la abuelita podía estar en su panza así que mejor buscó un cuchillo y abriéndole la panza poco a poco descubrió que además de la abuelita, el lobo se había comido también a Caperucita Roja y las rescató a las dos. El cazador después de salvarles la vida decidió rellenar la panza del lobo con piedras para que ya no pudiera comerse a nadie más.
Caperucita, el cazador y la abuelita se sintieron tan felices que celebraron comiéndose lo que llevaba caperucita en la canasta, cantaron y bailaron de alegría y finalmente caperucita aprendió la lección de obedecer siempre a su mamá y no hablar con extraños.
Adaptación del cuento original “Caperucita Roja” de los Hermanos Grimm
Cuento de hadas que enseña a las niñas, a evitar los encuentros con desconocidos. Es importante platicar con sus niñas y explicarles lo que pasa en la vida real, tomando como ejemplo la metáfora del presente cuento.