Un derrochador había gastado toda su fortuna, y ya no le quedaba nada salvo la ropa que traía puesta. Por la mañana una golondrina voló cerca del hombre, ellas generalmente se pueden ver en primavera.
Al ver a la golondrina, el derrochador pensó que pronto vendría pronto el verano, y que podría prescindir de su abrigo, así que lo vendió. Pero pronto, una helada cayó y mató a la golondrina. El derrochador la vio muerta y dijo: “pájaro miserable, por tu culpa me estoy muriendo yo también de frío”.
Moraleja: No deshacerte de lo que te pueda ser útil y no culpar a nadie de tus propias decisiones.