Hansel y Gretel

Este cuento te servirá para abordar con tus niños los siguientes valores y emociones:

Valores:

> amor / colaboración / cuidado / precaución / unión.

Emociones:

> abandono / esperanza.

Para grados escolares:

> Preescolar / Toda primaria.

Género:

Niña y niño

Hansel y Gretel

Autor / Fuente: Hermanos Grimm.

Había una vez dos hermanitos que vivían en una casita en medio del bosque, con su madrastra y su padre, que era leñador. Eran muy muy pobres y a veces no tenían ni que comer.

Un día la madrastra le dijo al padre -somos muchos en esta casa y la comida no alcanza, así que tenemos que deshacernos de los niños, hay que llevarlos al bosque y dejarlos ahí-. El padre asombrado por lo que le había dicho su mujer se negó rotundamente, pero ella encontró la manera de convencerlo y acordaron que al día siguiente por la mañana les dirían a los niños que era necesario ir por leña y ahí los dejarían. Los niños que estaban en su cuarto escucharon todo y se asustaron mucho, pero el hermano mayor llamado Hansel le dijo a su hermanita: -no te preocupes Gretel, nada nos va a pasar, ¡tengo un plan que no fallará! Y salió durante la noche a recoger todas las piedritas que pudo y las guardó en su morral.

Al día siguiente la madrastra fue a levantar a los niños gritándoles: -¡Despierten niños flojos ya es hora de ir al bosque!-. Los niños con mucho miedo partieron con su padre y su madrastra al bosque, como Hansel ya sabía lo que les esperaba, iba dejando un caminito de piedras por donde iban pasando y la madrastra le preguntó -¿qué es lo que haces, por qué te tardas tanto?- a lo que Hansel respondió -es que me pareció ver una paloma en el techo de la casa y la estaba observando- y la madrastra en un tono enojado le dijo –Es el reflejo del sol en el tejado, así que apúrate a caminar-.

Ya estaban muy lejos y la madrastra le dijo al leñador –ya es hora de separarnos de los niños, así que hay que decirles que aquí nos esperen y nos vamos- y así fue, los niños se quedaron solos en medio del bosque, pero no les fue difícil regresar, ya que siguieron el camino de piedritas que había dejado Hansel.

Cuando los niños regresaron a la casa y tocaron la puerta, la madrastra se asombró mucho, puesto que su plan no había funcionado y los niños regresaron; el padre estaba muy contento porque sus hijos pudieron regresar a casa.

Pasó el tiempo y otra vez no había que comer, así que la madrastra volvió a decirle al padre que tenía que perder a los niños en el bosque, pero ahora tenía que llevarlos más lejos para que ya no regresaran. Los niños escucharon otra vez el plan de la malvada madrastra pero esta vez no se asustaron porque ya sabían cómo hacerle para regresar a casa. Llegó la noche y ¡oh sorpresa! Cuando Hansel quiso salir a recoger las piedritas, se dieron cuenta que su cuarto estaba cerrado con llave y no podían salir de ninguna manera. Hansel le dijo a Gretel –No te preocupes hermanita ya encontraremos la forma de volver a casa.

Al día siguiente la madrastra les dio dos pedazos de pan duro a los niños y partieron de nuevo al bosque. A Hansel se le ocurrió hacer lo mismo que había hecho con las piedritas, pero esta vez con el pan que les habían dado la madrastra, fue cortando pedacitos de pan y los fue dejando en el camino por donde iban pasando. Esta vez fueron más lejos, los mayores dejaron a Hansel y Gretel solos en el bosque y se regresaron a la casa sin ellos; los niños esperaron a que saliera la luna para que con su luz pudieran encontrar las migajas que había dejado Hansel. Pero cuando empezaron a

buscar las migajas ¡no encontraron nada! porque las aves que estaban por ahí se comieron todos los pedazos de pan que Hansel había dejado en el camino.

Desesperados porque no sabían cómo regresar a casa, Hansel y Gretel se sentaron en medio del bosque y se quedaron dormidos, al día siguiente empezaron a caminar buscando el camino de regreso a casa, pero no lo encontraron, estaban hambrientos y desesperados; cuando de pronto vieron un ave muy blanca posada en una casita hecha de pastel de chocolate, con el techo de galletas, las ventanas de azúcar y las rejas de bastones de caramelo. Era una casa como nunca en su vida hubieran imaginado, los niños corrieron y se empezaron a comer la casita, cuando de pronto salió una viejecita, que los invitó a pasar diciéndoles: -no se asusten niños adentro tengo mucho más comida para ustedes-.

Los niños entraron a la casa y comieron todo lo que les dio la viejecita, estaban de lo más contentos y no dejaban de comer. Pero cuál fue su sorpresa cuando descubrieron que la viejecita era en realidad una malvada bruja que les daba tanta comida para que engordaran y así podérselos comer. De pronto encerró a Hansel en una jaula y le dijo –tú serás el primero que me comeré así que tienes que comerte todo para que engordes mucho.

Pasaban los días la bruja fue a revisar cuanto había engordado Hansel, pero como estaba medio ciega no veía si ya estaba lo suficientemente gordito para comérselo, así que le dijo –A ver préstame un dedo tuyo, para ver si ya estás listo para que te coma- y a Hansel se le ocurrió poner un huesito de los que tenía ahí en vez de su dedo; la bruja se sorprendió mucho de lo flaco que estaba Hansel y decidió esperarse unos días más para cocinarlo.

Llegó el día que la bruja pensaba comerse a Hansel, entonces le encargó a Gretel que abriera el horno para meter a su hermano, pero a ella se le ocurrió ¡una genial idea! iba a engañar a la bruja para que en vez de meter al hermano se metiera ella al horno, entonces fue a decirle a la bruja que el horno no encendía y cuando la bruja se acercó a ver, Gretel con todas sus fuerzas la empujó adentro del horno, entonces la bruja empezó a cocinarse hasta que murió.

Hansel y Gretel estaban muy contentos de haberse salvado y descubrieron que en la casa de la bruja había muchos tesoros así que se los llevaron todos, salieron al bosque y ahí se encontraron con su padre que los estuvo buscando durante mucho tiempo.

Su padre les dijo que la madrastra había muerto y que podían regresar a la casa todos juntos; Hansel y Gretel le enseñaron a su papá todos los tesoros que encontraron exclamando -¡por fin nuestra vida de miseria ha terminado!- y desde ese día la familia no sufrió más hambre, todos vivieron juntos y felices para siempre.

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